Primera Parte:
El triunfo de la Revolución Cubana marca el inicio del período más reciente de la historia contemporánea en América latina. A partir de ese acontecimiento la década que se inició se caracterizó por la ofensiva del imperialismo norteamericano destinada a destruir al primer estado socialista del continente y por el empleo de las dictaduras militres de Seguridad Nacional con el fin de contener las luchas populares en el resto de los países e imponer un nuevo sistema de dominación continental. La agresiva norteamericana se multiplica porque al calor de la revolución cubana, poco después aparecen movimientos guerrilleros en el Perú, Nicaragua, Venezuela, Guatemala y Argentina, ninguno de los cuales logró sobrevivir.
Durante los primeros años la política anticubana incluyó a Girón, la expulsión de Cuba de la OEA en 1962, la colocación del mundo al borde de una guerra nuclear durante la Crisis de Octubre de 1962, los ataques terroristas lanzados por mar, aire desde el territorio estadounidense y de terceros países, unido a la organización, financiamiento y dirección de grupos contrarrevolucionarios en áreas rurales y urbanas, cuyo fracaso condujo al mantenimiento del bloqueo económico y financiero decretado sobre la isla desde principios de la década del 60, a lo que se suman además el aislamiento continental de la isla y las continuas amenazas de agresión.
Es este marco el imperialismo afianzó el papel del Sistema Interamericano como mecanismo de injerencia e intervención, mediante la afirmación del apoyo colectivo a la democracia representativa, la creación de un Comité Consultivo de Seguridad de fachada facilitada por la OEA para transformar la invasión unilateral a Santo Domingo en 1965 en una ocupación militar y una negociación de carácter panamericano.
En el período y con el apoyo del Sistema Internamericano, fueron aplicadas sanciones en Perú 1962, Guatemala 1963, República Dominicana 1963, y Honduras 1963. Durante este período los avances reales, pero incipientes y limitdos, en la utilización de la OEA como mecanismo de dominación, el llamado Sistema Interamericano no desempeña el papel principal en la pacificación de América Latina. Aunque se realizan varias propuestas para que fuese el promotor de una desarrollo latinoamericano ajustado a las pautas generales establecidas por la CEPAL, cuando el presidente Kennedy las asume con fines contrainsurgentes en la Alianza Para el Progreso, lo hace de manera sesgada. Si bien el programa duplica el crédito publico de los EEUUen la región, no lobra en cambio convertirse en el estimulo para los flujos de inversiones externas ni tampoco para ahorro interno.
La estrategia contrainsurgente recae en las dictaduras militares, apoyadas mediante el entrenamiento, el asesoramiento y el equipamiento otorgado por las fuerzas aramdas de los EEUU, ejecutado por mediación del Programa de Asistencia Militar (PAM). Este programa incluye la donación de material militar, la venta de armamentos a bajo costo, el entrenamiento de oficiales y la dirección encubierta de las operaciones contrainsurgentes desarrolladas por las misiones militares estadounidenses, a las que se suman los cursos impartidos en la Academia Internacional de la Policía, el control de los órganos locales de seguidad por parte de la CIA y el Buró Federal Investigaciones, todo ello unido al uso de grupos paramilitares.
Continuará la segunda entrega...
Luciana;))*
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