miércoles, 8 de septiembre de 2010

La Revolución Cubana: su Impacto en la Región. La Política Norteamericana hacia América Latina hasta fines de la década de los 80.

(Tercera Parte)

   La no intervención se convierte en el blanco principal de los ataques de el candidato republicano, Ronald Reagan, fundamentalmente a partir de la llegada al poder de fuerzas revolucionarias en Granada el 13 de marzo de 1979 y en Nicaragua el 19 de julio de ese año., unidas a intensificación de la lucha popular en El Salvador, ocurrida después de que la oligarquía y el ejército lograron neutralizar el golpete estado progresista del 15 de octubre que trató de detener la cadena interrumpidas de dictaduras impuestas desde 1931.
   El gobierno de Carter carece de voluntad para promover la defensa de los derechos humanos y la democratización en Centroamérica, donde la represión practicada por las dictaduras militares de Nicaragua, El Salvador, Guatemala. Honduras agudiza la crísis política, económica y social. El inmovilismo de Carter llegó al punto de no haber retirado el apoyo al gobierno de Somoza cuando ya era evidente su crísis terminal. En este contexto se inserta otro de los hitos de la historia de las relaciones iteramericanas, a saber, la derrota en la XXII Reunión de Consulta de la OEA, celebrada en junio de 1978, de la propuesta estadounidense de crear una fuerza interamericana de paz para intervenir en Nicaragua, surge así, el denominado conflicto centroamericano, término utilizado por el imperialismo norteamericano para eludir al estallido de la revolución social en una de las subregiones más atrasadas, pobres y polarizadas de América Latina. Ese estallido ocurre cuando ya es irrversible el reflujo de la lucha armada revolucionaria en América del Sur, con excepción de Colombia, donde aun se mantiene.
   Con el apoyo recibido por Jonson y Nixon y el que continuaba recibiendo de la nueva derecha, de la banca privada e incluso del propio gobierno, las dictaduras latinoamericanas continuaron inmutables durante la presidencia de Carter.
   Al inicio del mandato de Carter había en A. Latina incluyendo a Haití once dictaduras militares y dos encabezadas por civiles. Imperaban dictaduras militares en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Haití, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Perú y El Salvador y existían dictaduras presididas por gobiernos civilistas en República Dominicana y Haití.
   Después del fracaso de aplicar una política económica neoliberal en varios países de América del sur ocurrida en al década del 50, esa doctrina reaparece por mediación de la dictadura de Auguto Pinochet (1973)-1991), que en 1976 emprende el programa de reestructuración económica y reforma del estado recetdo por la escuela de Chicago. Este experimento de aplicación de la doctrina neoliberal en las condiciones privilegiadas de represión imperantes en Chile se efectúa en momentos en que el imperialismo norteamerícano, se encuentra en el tránsito de los gobiernos de Ford y Carter, aún parecía inclinarse hacia el reconocimiento de los límites de su poderío mundial. La experiencia chilena fué una especie de ensayo de la doctrina que pocos años más tarde sería impuesta como remedio universal.
   Nov de 1980 llega Ronald Reagan. Bajo su liderazgo se suscribió el documento de Santa Fe, que sirvió de plataforma a la política latinoamericana de Reagan. Este comité llamó a destruir las revoluciones cubana, nicaraguense y granadina, intensificar la guerra contrainsurgente en el Salvador, Guatemala, y Colombia, utilizar la lucha contra el narcotráfico como pretexto para aumentar la presencia militar estadounidense en América Latina, criminalizar la izquierda y desplegar todo tipo de presiones para imponer la reestructuración neoliberal. La alineación de EU al lado de Gran Betaña en el conflicto de las Malvinas en 1982, demostró que el TIAR solo funcionaba en beneficio de los intereses imperialistas y dentro de la Guerra Fría. A partir de este momento muchos dirigentes gubernamentales y políticos en Latinoamérica y el Caribe llamaron a la creación de una organización integrada por las naciones de la región. Y realizar reformas en le OEA para quebrar a la hegemonía de EU.
   La invasión a Granada demostró el propósito del gobierno norteamericano de reincorporar la intervención militar en el inventario de recursos de su política.
   Luego de la intervención de Granada, Reagan enfocó su atención de destruir la Revolución Popular Sandinista y evitar el triunfo del Frente Farabundo Martí de Liberación nacional de El Salvador(FMNL) y la Unidad Revolucinaria Guatemalteca (URNG). El llamado conflicto centroamericano constituye el principal foco de atención en el continente durante la década de los ochenta.
   Como parte de esa política de seguridad regional, Reagan promulgó la iniciativa de la Cuenca del Caribe, cuyo objetivo era crear un cordón contrainsurgente alrededor de Nicaragua. En enero de 1989 llegó al poder George Hebert Bush, quien durante los primeros años de su gobierno eliminó los últimos obstáculos que impedían la estandarización de la democracia neoliberal como pilar político del dominio norteamericano en a región, entre ellos la Revolución nicaraguense y los remanentes del proceso nacionalista y popular que había librado Omar Torrijos.   

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